“El sueño es una segunda vida.
Nunca he podido traspasar,
sin sentir estremecimiento,
las puertas de cuerno o marfil
que nos separan del mundo invisible”.
—Gérard de Nerval, “Aurélia”.
Todo acto de magia define un bello engaño, uno que estamos dispuestos a creer porque nos gusta maravillarnos, o quizá, porque nos gusta sentir que la realidad no es tan sólida, tan inalterable como a diario se obstina en demostrarnos. Christopher Nolan es eso, un mago, un ilusionista, en una de sus mejores cintas The Prestige (El gran truco, 2006), ya planteaba cómo la magia y la presencia de un doble pueden trastocar lo Real. En Inception (El origen, 2010) va un nivel más allá, al abordar los sueños de un…